Conejos y cardenales


Anette Edwards se gasta 3.000 euros al año en cuidados para Darius. Nada extraordinario si no fuera porque la mascota en cuestión pesa 22 kilos y es un conejo con aspecto de mastín del Pirineo. El tamaño importa, en este caso, y provoca una mirada morbosa que alimenta lo extraño, como los grandes pechos o la butifarra de 5 kilómetros que necesitó 2.700 kilos de judías y 10.000 litros de vino para su degustación, un récord de 1985. Más cerca está el Mundial de fútbol de Brasil. En plena ola futbolera, una agencia de modelos paraguaya ha sacado a pasear a sus chicas en un calendario y la web se ha caído por exceso de visitas. Y eso que Paraguay ni se clasificó. Es el recuerdo remoto de Larissa Riquelme, aquella novia de último Mundial, que llegó a tal también por una cuestión de tamaño.

El hombre viene del mono como lo demuestran sus aficiones en la Red. Darius no. Vaya usted cuál es el origen remoto de un conejo de 22 kilos y 1,34 de altura. Tal vez, un cuento de Lewis Carroll. Al cardenal Bertone se le quedó en la cabeza aquel lema publicitario de Renault. “¿Y si el verdadero lujo fuera el espacio? Y se está arreglando un ático de 700 metros cuadrados, diez veces más grande que la residencia que ocupa el Papa Bergoglio. Mal asunto. Los cardenales no son de mascotas, así que no podrá justificar tal exceso inmobiliario salvo que acuda al derecho consuetudinario, vamos que se ha hecho siempre así, que la costumbre es ley y para raro ese Francisco venido del otro lado del océano. También es costumbre que Bertone esté asistido por tres monjas que viven en sus dependencias, lo que enmendaría en parte el pecado del metro cuadrado.

Leo en El País que faltan calles para homenajear al personal. Hay 18 ilustres en lista de espera y como escasean los Bertones en España, el sector no tira y no se construye como antes. Poner los nombres a las calles requiere un farragoso procedimiento. Así que no extraña que Margaret Thatcher se le haya colado a Santiago Carrillo. Ahora, han incorporado a García Márquez al listado, por detrás de Luis Aragonés. Si España gana el Mundial, se va a complicar el reparto. Y cuando muera el amigo de Anette Edwards (ojalá sea tarde, no le deseo mal alguno) me gustaría vivir en el Paseo del Conejo Darius.

Acerca de Óscar Torres

Suceso, casualidad, oportunidad, problema... Son tantas las acepciones de caso, que me vienen todas bien. Éste es 'El caso Torres', al estilo de las mejores novelas negras. Mi caso o ni caso, según convenga al visitante.
Esta entrada fue publicada en Todo lo escrito y etiquetada , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario